viernes, 24 de febrero de 2012

Productor y protagonista de film están en VILLA LA ANGOSTURA

El Director Rodolfo Carnevale, arribó el día de ayer a la localidad con el guionista Nicolas Manservigui y la productora Soledad Castro Virasoro para chequear los paisajes y la factibilidad de filmación del film "La Sra. Lambert" en los próximos meses.
Su actriz principal, la Sra Dora Baret, llegará hoy luego del mediodía y se quedarán en la ciudad hasta el día lunes.
Planean realizar entrevistas con medios locales y regionales.


LA SEÑORA LAMBERT
Autor: Nicolás Manservigi
En medio de las montañas del sur argentino, se encuentra Juana
Lambert -reconocida actriz de cine, teatro y televisión- viviendo en
una cabaña alquilada, que debido a un extremo cansancio y
abandono, producto de diversas operaciones, tratamientos para su
salud, pero principalmente por sentir que ha dejado de ser
interesante para el resto, decide abandonar su vida en la ciudad,
para buscar el aliento necesario, tras recibir la confirmación de que,
por segunda vez, padece cáncer de mama.
Viuda, madre de un único hijo, del cuál se encuentra distanciada; y
despojada de toda obligación social, no comunica a nadie su
situación, retirándose hacia un lugar nuevo, para tratar de aceptar
que, esta vez, se dejará vencer por la enfermedad.
Desarma toda su rutina, se despide de sus alumnos de teatro, y le
indica a Esteban, su chofer y único hombre de confianza, con quien
comparte un sincero y mutuo afecto, que ya es la hora de partir. Este
viaje es difícil para él, porque significa una distancia real y repentina
de Juana, mujer que ama desde siempre, y que desea proteger aún
más de lo que puede.
Tras un plácido y silencioso viaje por fin llegan a la cabaña junto al
lago, la que será de ahora en adelante su residencia; y son recibidos
por Lucía, una mujer de 50 años, y su sobrino Matías, de 14, dueños
de la propiedad. Lucía se sorprende al descubrir quién es la mujer
2
que ha alquilado la casa, y desde entonces se propone,
inconcientemente, lograr ser su amiga; mientras que Matías, niño
muy especial, ve en ella la posibilidad de conversar con alguien
nuevo en el pueblo, despertando en Juana una sensación que había
perdido hace algunos años, volver a ser una mamá.
Luego de unas horas, Esteban decide regresar a la ciudad, dejando
un teléfono celular a Juana, no sin antes asegurarse de que estará
bien con la decisión que acaba de tomar. Su vuelta por la ruta es
vacía e insegura. Esteban duda acerca de volverse y dejar a Juana tan
aislada, pero finalmente, como el caballero que siempre ha sido,
respeta este momento y se va.
Los días transcurren prolongados y silenciosos, lo cual provoca en
Juana un poco de angustia, mientras trata de adaptarse a su nueva
vida. De repente se encuentra sola, sin ningún tipo de actividad
programada, y con la sensación espantosa de recordar el proceso de
recuperación que le llevó superar la enfermedad que padece
nuevamente; sumado a su pena por ya no ser la figura que era. Todo
lo que debe hacer ahora es decidir, no solamente continuar y de qué
manera, sino comunicar lo que le está sucediendo. Esta vez el tumor
la encuentra en una etapa más pasiva de su vida, y con el miedo de
que esta vez no pueda vencerlo.
Para no pensar, comienza a cocinar, pintar cuadros en miniatura, y a
dar algunas caminatas por el pueblo, observando a la gente y sus
costumbres, tratando de no estorbar, con su mirada aguda y atenta,
todos los movimientos que suceden a su alrededor.
3
A pesar de que su decisión fuera permanecer aislada, comienza a
darse cuenta de que no le será tan fácil en ese lugar. Las visitas de
Lucía comienzan a ser cada vez más frecuentes, y Matías de a poco
la invita a ser parte de sus aventuras. Reticente, y ubicada en un rol
de víctima, Juana comienza a ver en los demás la posibilidad de
cambiar algunas de sus emociones, pero el miedo a contar lo que
tiene, la paraliza.
Invadida por los recuerdos de la quimioterapia, y la vulnerabilidad
de su cuerpo, comienza a luchar contra algunas ideas y emociones
que no desea cultivar, como así también comienzan a desgastarse
algunas obsesiones por la imagen y la ropa. Pasea por el pueblo, lee
poesías de Walt Whitman como una manera de llegar a su dolor,
pero no todo es abatimiento en los días de Juana, quien descubre
en la rutina, una serie de inesperados placeres. Por un lado la
realización de dulces caseros, que resultan de prolongadas y
exquisitas conversaciones con Lucía; y por otro, el mundo de las
Flores de Bach, que como pequeñas dosis de bálsamos curativos,
comienzan a modificar de raíz todo lo negativo que ella arrastra
desde la infancia.
Juana comienza a organizar comidas en su casa para que Lucía,
eximia terapeuta floral, le comparta todos sus conocimientos acerca
del armado de estas flores.
El tiempo pasa, los recuerdos aún no cesan, y Juana es consciente
que el tumor crece dentro de ella, y que de un momento a otro,
puede ramificarse por todo su cuerpo; pero sobretodo sabe que
4
para luchar contra el cáncer, primero se necesita aceptarlo. Aceptar
que se tiene un huésped adentro, silencioso y carente de límites.
Las Flores, más la amistad de Lucía, no pueden contra el miedo de
Juana, que de a poco, comienza a ser invadida por ese estado
anímico inicial; repleta de angustia y desazón. La necesidad de
volver a estar con su hijo, a quien no ve desde hace tres años, la
ubica en un remolino de sensaciones difíciles de explicar y transitar.
Para aplacar sus pensamientos, Juana camina y camina, dando
largos paseos por la orilla del lago, mientras recita siempre el mismo
poema de Whitman, hasta encontrarse con Heber, un hombre
canoso, bohemio, de unos 60 años, que vive sobre un bote, en el
lago, y que además, afortunadamente, no sabe quién es ella.
Heber será, a partir de entonces, una de las personas vertebrales
para su recuperación y sanación. Juana, a través de él y el lugar,
comienza un trabajo diario de motivación para darle un nuevo
sentido a su vida. Heber le comparte su filosofía a través de tardes
en el lago, y algunos amaneceres tocando los arrayanes del bosque,
quienes, curiosamente, revelan a Juana una manera simple de vivir:
el descascaro continuo y natural.
Matías también ayuda a Juana a liberarse de prejuicios, invitándola a
dar paseos en bicicleta, y a tomar helado en el banco de la plaza del
pueblo. Juana toma coraje para reestablecer el contacto con su hijo
Valentino, pero para llegar a él, necesitará de la ayuda de Esteban,
quien tras su llamada, se ilusiona nuevamente. Juana le pide que lo
5
busque y lleve hacia el sur, porque necesita decirle algo. Esteban
sospecha que Juana no se encuentra bien, y decide volver.
A medida que pasa el tiempo, la llegada de Valentino despierta
culpa y ansiedad en Juana, que pese a su depresión, intenta sentirse
útil y ocupada, lo cuál le da la idea de hacer dulces caseros para
luego venderlos en la plaza. Lucía accede a esta propuesta, y en el
armado de la misma, logra que Juana le confiese el por qué de su
estadía en ese lugar, y no en otro punto del país. Matías escucha
esta conversación, y decide apegarse a Juana para ver si logra
hacerla disfrutar más, planeando una serie de salidas desafiantes y
vertiginosas para una mujer de esa edad.
A pocos días de la navidad, llega Esteban, preocupado, y le anuncia
que Valentino viene en camino. Juana no comprende por qué él
regresó para decirle esto, pero le dice que no puede decírselo, y que
lo único que desearía es poder quedarse junto a ella. Juana acepta.
Valentino llega, y se quiebra toda la tranquilidad que había en la
casa, ya que su presencia desestabiliza a Juana porque él viene
cargado de reproches. Juana, luego de escucharlo, pide perdón,
siendo ella la única responsable del alejamiento que mantuvieron
tantos años, y le explica por qué lo necesita en este momento.
Juana hace una pequeña reunión y les cuenta a todos, con mucho
esfuerzo, su situación; y que, para cerrar una etapa de su vida,
necesitaría despedir a su actriz para siempre, y la manera de hacerlo,
es contar, mediante una entrevista con la mejor conductora de
espectáculos del país, la nueva vida que ha construido en ese lugar.
6
Valentino, acostumbrado a llevar los asuntos de su madre, organiza
todo para que la producción de un importante canal se traslade al
sur, y allí realizar la nota, en exclusiva, de Juana Lambert hablando
de su enfermedad, y la manera que ha encontrado para superarla.
En medio de este remolino emocional, Juana se renueva,
observando de cerca la posibilidad de volver a sentirse querida,
interesante y útil, sólo que esta vez le sucede a ella, Juana, y no a la
Señora Lambert.

--
Subsecretaría de Comunicación, Prensa y Protocolo
Municipalidad de Villa La Angostura