El viceintendente Bruno Barbagelata recibió en la mañana del pasado martes al grupo de alemanes Walz, quienes se dedican a viajar durante por lo menos 3 años y un día, después de completar sus estudios de distintos oficios previos a la industrialización como carpineros, herreros y demás. Acompañados por una traductora chilena, país desde donde vienen en este extenso viaje explicaron que ésta es una tradición que se remonta a 850 años de antigüedad y todavía está viva en los países de habla alemana.
La idea es que los jóvenes se eduquen en su profesión, conozcan otros países, personas, costumbres de las culturas y así madurar a través de esta experiencia.
Algunas de las reglas más importantes de esta tradición son llevar la misma ropa de trabajo, el Kluft, compuesto por una chaqueta; camisa, chaleco, pantalón y sombrero, este último símbolo de la independencia ya que quien lo lleva se sabe que ha terminado su aprendizaje y es libre de ir donde quiera. Nadie puede tocar su sombrero.
También cuentan que en los países de habla alemana no se les permite gastar dinero en viajes ni estadía nocturna por lo que se ven obligados a depender de la sociedad.
Según la tradición, durante el viaje no pueden acercarse a su ciudad natal a menos de 50 km, tampoco usar celulares ni ordenadores, aunque hoy están autorizados a usarlos.